Hoy,
compartiendo con una amiga nuestra afición por escribir, le contaba que desde
que viajo menos mi blog de viajes, evidentemente, carece de actividad. Y me ha
sugerido que, a falta de viajes largos, narre mis viajes cortos como por
ejemplo el que pueda realizar al Media Markt para comprar la carcasa del móvil
o la licuadora que le compré a mi hermano para reyes. Y en verdad tiene razón,
porque ir al Media Markt o al Corte Inglés o al Lidl a veces es realmente una
aventura o un viaje transoceánico. Pero esos pequeños viajes los dejaré para
otro momento. El que hoy me va a centrar va a ser el que habitualmente realizo
de camino a casa desde mi trabajo.
Mi trabajo se
sitúa a pocos metros de la Puerta del Sol de Madrid, por lo que podríamos decir
que trabajo en el put... en el histórico centro de la noble Villa de Madrid. Y
no sé si será una apreciación mía pero el primer tramo, que es el que conduce a
la Puerta del Sol, se hace muy agobiante. Será porque las aceras son muy
estrechas, tanto que cuando dos personas se encuentran y paran para saludarse
bloquean la calle, la gente que viene por ambos sentidos se amontona, y en unos
instantes se ha formado una manifestación que corta el tráfico y sin quererlo reclaman
una subida salarial del 2% en el sector de la minería. Han sido ya muchas las
manifestaciones en las que he participado, tanto es así que me han dado un
cargo en la UGT por mi involucración en los asuntos que preocupan a los
compañeros y compañeras que trabajan en la metalurgia en Castilla-La Mancha y
Andalucía.
Soy el de la bandera roja |
Tras participar
en tres o cuatro manifestaciones diarias llego a la Puerta del Sol, la cual es
una gran decepción para muchos de los turistas que llegan allí esperando
encontrarse una puerta como tal con su dintel, su marco, sus bisagras, su
picaporte y su Sagrado Corazón con la
inscripción “Bendeciré esta casa y ahuyentaré a los cacos”. Pero no, allí no
hay puerta. Hay de todo menos puerta. ¿Qué hay en la Puerta del Sol? Me alegra
hacerme esta pregunta. En la Puerta del Sol dependiendo de por cuál de sus
calles llegues a ella te encuentras una variedad de variedades.
No busquéis la puerta, no lo hay |
Por la que yo
llego lo primero que te encuentras es una megatienda de una conocida marca cuyo
logo es una manzana con un mordisco en la parte superior derecha.
Esa madre buscando a su hija en la parte inferior izquierda |
Podría ser
Fruterías Ay Madre la Fruta, pero no, se trata de Apple. Los que tengáis un
iPhone podéis comprobarlo en la parte posterior de vuestro móvil, a no ser que
tengáis una carcasa de Nacho Vidal que en vez de una manzana tendréis otro tipo
de fruta: un plátano, un mango o incluso un higo si la carcasa es muy
sofisticada…pero bueno este es un tema que no nos concierne en estos momentos.
La tienda de Apple es un sitio que al igual que el resto de la Puerta del Sol
se encuentra lleno de gente a la que puedes ver a través de sus inmensas
cristaleras. Gente que está sentada alrededor de mesas con móviles, tablets, o
cualquier dispositivo que los de la manzanita te quieran vender.
Si pusieran grifos de cerveza en las mesas... |
El otro día pasé y había gente sentada en una
mesa alrededor de una fregona creyendo que era un palo selfie. Antes que
llegara la señora de la limpieza alguien ya había pagado 32 € por él, de locos…
Como decía, la
Puerta del Sol es un hervidero de gente día y noche pueden pasar al día más de
200 personas. Pero entre toda esa gente hay algunos que son fijos y los ves
prácticamente a cualquier hora que pases. Entre ellos están Dora la
exploradora, Bart Simpson (con la camiseta del Barça o la del Madrid), Winnie
The Pooh, Papá Pitufo y la Pitufina, Mickey Mouse, Mr. Bean, y alguno más que
se me olvidará porque están en continua renovación.
¿Tanta era la diferencia entre los pies de Papa Pitufo y los de Pitufina? |
Claro está que no son ellos de carne y hueso,
son seres humanos que se esconden debajo de un disfraz hecho de sabe Dios qué.
Me costó, pero al final pude averiguar el truco cuando Bart Simpson se levantó
la parte de la cabeza y dejó al descubierto la cabeza de un pequeño
sudamericano (ecuatoriano, boliviano, peruano...) que se estaba apretando un
tercio de Cruzcampo que sostenía con una de sus manos ya que la otra la llevaba
repleta de globos con formas diversas. Esta gente se dedica a hacerse fotos con
quien así lo desee a cambio de una propina. Si no quiere la foto le puede
hinchar un globo y hacerle una figurita que simule un chuchillo, una jirafa o la selección de fútbol de Venezuela.
Hay turistas que piensan que esos personajes son de verdad o están puestos por
la alcaldesa de turno, y cuál es su sorpresa cuando al hacerse la foto con Bob
Esponja y no darle una propina éste se lo recrimina: “no seas malandro, pinche
pendejo, dame una moneda”, y claro, cuando Bob te habla en esos términos es
fácil sufrir una crisis de identidad ajena. Luego cada personaje tiene su
parcela, al igual que en la televisión están en Clan, Disney Channel, Neox,
etc. pues en la Puerta del Sol lo mismo, y en Youtube existen vídeos donde Bob Esponja y Hello Kitty se
enzarzan en una pelea por motivos territoriales.
Hello Kitty no es todo dulzura |
Concretamente,
yo el verano pasado fui testigo de una pelea entre Mario Bros, y Mickey Mouse
en la que tuvo que separarlos Dora. Mickey le enganchó una galleta a Mario que
lo tiró al suelo. Luego la verdad fue bastante cómico ver a Mario tambalearse por
la plaza como si se hubiera tomado cinco pacharanes (¿bebería Mario Bros fuera
del videojuego?). Pero lo más curioso del caso es que dentro de Dora había un
hombre y cuando se levantó la Dora-cabeza para intermediar en la pelea tuve una
sensación rara al ver un monstruo bicéfalo, mitad Dora mitad Nicolás Maduro…
Las peleas de Mr. Bean con Bart Simpson las dejaré para otro momento.
En mi camino
hacia casa, y aún en la Puerta del Sol, también hay que reparar en las no menos
importantes estatuas humanas. El vaquero,
el monje, etc.
Cowboy cobrizo |
O el motorista
¿Por qué vuela si está metido en el barro? |
Todos ellos
siempre cubiertos por una capa de pintura metalizada para realzar la condición
de estatua. Hasta hace poco pensé el mérito que tenía aquel que estaba
disfrazado de oso apoyado en un madroño imitando al escudo de Madrid. Un amigo
me dijo que la estatua era real y que dentro no había nadie. Yo le pregunté que
si ni siquiera el madroño. “No, tampoco”. Ya me extrañaba que nunca viera a
nadie echarle una moneda.
Este hombre lleva cientos de años |
Otro clásico
también son esas dos personas con túnicas hindúes en donde uno de ellos está
sentado en el suelo sujetando el extremo de un palo y el otro extremo
introducido en el ano del otro que aparentemente medita sin dolor.
¿Pene o brazo? |
Las teorías que
se escuchan al pasar cerca de ellos son variadas: “El de abajo tiene el brazo
muy largo y le sujeta al otro por el trasero” “Puede ser real. En un viaje que
yo hice a la India estas personas existían por las calles” “El de arriba tiene
un pene descomunal y el de abajo se lo agarra firmemente” “Yo creo que tiene el culo como un bebedero de patos y se
le ha formado callo y no siente nada”. Pero yo, que soy muy curioso y he
investigado por internet, he descubierto la verdad: tiene el pene muy largo.
Continuo hacia
mi casa y nos encontramos con un colectivo menor pero muy vistoso. Son esas
personas que llevan el chaleco reflectante con la leyenda “COMPRO ORO”.
Parrilla de salida para el Gran Premio del Oro |
En vez de comprar oro a mí lo que me parece es
que tienen el coche en una continua avería. Anuncian el negocio a gritos con
un: “¡¡Coooooo ooo!!” que yo deduzco que significa Compro oro pero no vocalizan mucho y es difícil. A mí me joden
mucho porque siempre hacen el pregón cuando paso por su vera y claro un hombre
que te grite al oído “¡¡Cooo ooo!!” ¡Coño, que susto! Pero vamos a ver, de
todas maneras, ¿es necesario gritar como si te estuvieran clavando alfileres
entre las uñas para anunciar algo que llevas en un chaleco que se te ve desde
Sabadell? Únicamente sirve para los ciegos que quieran oro y yo no lo veo
(ciego…no lo veo…jeje, chistaco).
Una vez que he
logrado esquivar a Dora, Bob, la estatua humana del motorista congelado en el
aire lleno de barro y tres compraventas de oro, salgo de la Puerta del Sol o
bien por la calle del Carmen o bien por la calle Preciados. Da igual cual coja,
ambas son parte de una batalla que he de lidiar que es la de llegar hasta la
plaza del Callao. Son calles semejantes y ambas poseen personajes similares. La
única diferencia quizá es en la Calle del Carmen la cola de Doña Manolita, que
dicho así parece que me refiero a un travesti exhibiendo su miembro viril en
plena calle y lo han nombrado patrimonio cultural, pero no… Al hablar de la
cola de Doña Manolita me refiero a la cola que se forma a la puerta de la
administración de loterías de Doña Manolita, un clásico en las épocas
navideñas, donde cientos de miles de personas se amontonan para comprar décimos
de lotería de navidad ¡desde agosto!
Te compras un décimo, luego un bacalao y sales corriendo con los zapatos de Diez |
La
administración contrata gente con los mismos chalecos que los compradores de
oro para gestionar a la gente y que no bloqueen las puertas de los comercios
colindantes con las colas…mejor dicho con las filas. De hecho a una comerciante
el año pasado se le metió una cola en el local, se le cerró el negocio y no
entró nadie más. De ahí que tengan que coordinar la cola para que no provoque
cierres no deseados. Y en los alrededores de la cola es donde aprovecha el clan
gitano para desplegar su espíritu emprendedor. Por un lado se encuentran las
vendedoras ambulantes de lotería de navidad que te venden los décimos de
lotería de Doña Manolita pero sin hacer cola, a cambio de dos euros más de lo
que cuesta el décimo.
“¡¡¡Vamo niña que llevo er gordo!!!”, y es
entonces cuando yo me hago la pregunta de siempre…si llevas el gordo, ¿por qué
coño no te lo quedas?
La Manoli y la Ceci |
Y por otro lado
se encuentran las hermanas, las primas, hijas y sobrinas de las loteras que se
dedican a leerte
en la mano la buena fortuna acompañada de una ramita de romero, perejil,
acelga o puerro: “Anda niño, cógeme la ramita de romero, que te va a dar
suerte, ya lo verás”. Yo ya tengo preparada la contestación: “Gracias, pero soy
malísimo con las plantas y seguro que se me muere mañana”, a la vez que hago un
escorzo para evitar el contacto del romero conmigo, porque el roce con la
ramita lleva implícito un alto riesgo de mal de ojo.
Armadas hasta los dientes |
Incluso tengo
amigas que cuando las ven venir esprintan con la vista puesta en el suelo como
si fueran jugadoras de rugby y tuvieran que hacer un ensayo a la vez que
susurran “no, no, no, no” y si son rozadas por la mujer calé con su ramita
romeril lanzan un pequeño grito: “¡Ayyyyys!”.
Y cuando ya has
pasado la amenaza gitana te encuentras con otro colectivo un tanto inquietante:
los voluntarios de las ONG. Cuando tú ya crees que vas a llegar indemne a
Callao te aparece un joven (para las chicas) y una joven (para los chicos). Visten
la tendencia de la zona que es el chaleco, pero al contrario que los del oro y
las colas estos son del color que predomine en el logo de la ONG. Los de UNICEF
van de azul, Save the Children de rojo, Intermon Oxfam de verde, Compro Oro a
los Children de Intermon son reflectantes.
Formación anti-fugas de los captadores de la ONG |
Las frases más habituales para asaltarte son:
“Sólo son 2 minutitos, que chico/a más guapo/a, ¿a qué me vas hacer caso?,
¡Cómo está la prima de riesgo!, ¿tienes hora?”, esta última me la dijeron una
vez pero no estoy seguro de que fueran de una ONG. Otras veces no te dicen nada
y directamente se te ponen delante de tu camino con los brazos abiertos, que
como vengas, como mis amigas, con el impulso huyendo de las gitanas y su
romero, te llevas por delante al de la ONG. Yo, dependiendo de cómo tenga el
día, les digo un “no, lo siento, tengo prisa he quedado, no me sigas”
o “ya colaboro con vosotros”, con esto último me siento mal y luego
tengo remordimientos de conciencia y tengo que mandar un SMS con el texto AYUDA
al Sálvame o algún Telemaratón. Los chicos incluso si no consiguen que la chica
en cuestión colabore con su ONG, les pide el teléfono para quedar con ella otro
día y en vez de salvar niños los hacen.
En algunas
ocasiones entre la cola de Doña Manolita y los ONG se encuentra un perroflauta,
pero un perroflauta auténtico, no lo digo por decir no, el chico va con su
flauta y el perrito dormido en la manta. La frase en este caso no sufre
variaciones: “Una monedita pareja o una monedita joven”, mientras toca el
flautín y baila de un lateral a otro de la calle, lo cual te hace muy difícil
poder esquivar al de la ONG que le ves que te viene con su carpetilla y su
chalequillo, y la escena es como si estuvieras bailando con el perroflauta.
Y por fin llegas
a la Plaza del Callao que debe su nombre al Puerto del Callao en Perú, y no a
un señor en medio de la plaza amordazado.
Callaito |
En la plaza
también predominan varios tipos de personas. Discretamente se encuentran los
siempre incombustibles Testigos de Jehová con sus stands con preguntas del
estilo: “¿Qué pasa con Dios?, ¿Existe Dios?, ¡Ay Dios!, Al diablo se le
atribuyen cosas muy buenas y a Dios muy buenas, ¿Adiós?” Estos no te avasallan,
están a su bola y esperando a que alguien les pregunte si regalan algo.
Si quieres saber cómo empezó la vida pregunta al de la gorra. |
Distribuidos
estratégicamente por la plaza, al igual que en la Puerta del Sol, están los
lanzadores de pequeñas hélices de color morado con una goma elástica hacia el
cielo que vuelven a su origen y que yo nunca he visto a nadie que haya comprado
uno…y mucho menos dos. Para lo único que sirven es para que los niños lo miren
embobados y les digan a sus padre: “Me cagüen la hostia, padre, ¿qué cojones es
eso? ¡Quiero uno!”. Aquí lo tienes en el Ali Express lo venden: el Hot Flying
Double Flash.
Está el microondas, el móvil y el Hot Flying Double Flash |
Luego está el
grupo disperso de gente que ha quedado con sus amigos, pareja, amantes, o con
un señor de Murcia en la boca de metro de Callao. Yo mantengo la teoría de que
es imposible de que tanta gente haya quedado realmente con alguien, y lo que
pienso es que están los que realmente han quedado y los que deambulan por allí y son contratados
por Apple, o para disfrazarse de Bob Esponja, o para comprar oro, o para leer
la mano, o para vender lotería… o como yo, para simplemente ver a toda la gente
que hacen que Madrid nunca duerma y siempre esté en movimiento.
Después de
Callao hasta mi casa lo que hay es gente normal, la Gran Vía y yo.
Miralá, miralá, mirála, la Puerta de...ah no, esto no es |