martes, 29 de noviembre de 2016

MI VIAJE DIARIO

Hoy, compartiendo con una amiga nuestra afición por escribir, le contaba que desde que viajo menos mi blog de viajes, evidentemente, carece de actividad. Y me ha sugerido que, a falta de viajes largos, narre mis viajes cortos como por ejemplo el que pueda realizar al Media Markt para comprar la carcasa del móvil o la licuadora que le compré a mi hermano para reyes. Y en verdad tiene razón, porque ir al Media Markt o al Corte Inglés o al Lidl a veces es realmente una aventura o un viaje transoceánico. Pero esos pequeños viajes los dejaré para otro momento. El que hoy me va a centrar va a ser el que habitualmente realizo de camino a casa desde mi trabajo.
Mi trabajo se sitúa a pocos metros de la Puerta del Sol de Madrid, por lo que podríamos decir que trabajo en el put... en el histórico centro de la noble Villa de Madrid. Y no sé si será una apreciación mía pero el primer tramo, que es el que conduce a la Puerta del Sol, se hace muy agobiante. Será porque las aceras son muy estrechas, tanto que cuando dos personas se encuentran y paran para saludarse bloquean la calle, la gente que viene por ambos sentidos se amontona, y en unos instantes se ha formado una manifestación que corta el tráfico y sin quererlo reclaman una subida salarial del 2% en el sector de la minería. Han sido ya muchas las manifestaciones en las que he participado, tanto es así que me han dado un cargo en la UGT por mi involucración en los asuntos que preocupan a los compañeros y compañeras que trabajan en la metalurgia en Castilla-La Mancha y Andalucía.


Soy el de la bandera roja


Tras participar en tres o cuatro manifestaciones diarias llego a la Puerta del Sol, la cual es una gran decepción para muchos de los turistas que llegan allí esperando encontrarse una puerta como tal con su dintel, su marco, sus bisagras, su picaporte y  su Sagrado Corazón con la inscripción “Bendeciré esta casa y ahuyentaré a los cacos”. Pero no, allí no hay puerta. Hay de todo menos puerta. ¿Qué hay en la Puerta del Sol? Me alegra hacerme esta pregunta. En la Puerta del Sol dependiendo de por cuál de sus calles llegues a ella te encuentras una variedad de variedades.

No busquéis la puerta, no lo hay


Por la que yo llego lo primero que te encuentras es una megatienda de una conocida marca cuyo logo es una manzana con un mordisco en la parte superior derecha.

Esa madre buscando a su hija en la parte inferior izquierda

Podría ser Fruterías Ay Madre la Fruta, pero no, se trata de Apple. Los que tengáis un iPhone podéis comprobarlo en la parte posterior de vuestro móvil, a no ser que tengáis una carcasa de Nacho Vidal que en vez de una manzana tendréis otro tipo de fruta: un plátano, un mango o incluso un higo si la carcasa es muy sofisticada…pero bueno este es un tema que no nos concierne en estos momentos. La tienda de Apple es un sitio que al igual que el resto de la Puerta del Sol se encuentra lleno de gente a la que puedes ver a través de sus inmensas cristaleras. Gente que está sentada alrededor de mesas con móviles, tablets, o cualquier dispositivo que los de la manzanita te quieran vender.

Si pusieran grifos de cerveza en las mesas...


 El otro día pasé y había gente sentada en una mesa alrededor de una fregona creyendo que era un palo selfie. Antes que llegara la señora de la limpieza alguien ya había pagado 32 € por él, de locos…
Como decía, la Puerta del Sol es un hervidero de gente día y noche pueden pasar al día más de 200 personas. Pero entre toda esa gente hay algunos que son fijos y los ves prácticamente a cualquier hora que pases. Entre ellos están Dora la exploradora, Bart Simpson (con la camiseta del Barça o la del Madrid), Winnie The Pooh, Papá Pitufo y la Pitufina, Mickey Mouse, Mr. Bean, y alguno más que se me olvidará porque están en continua renovación.

¿Tanta era la diferencia entre los pies de Papa Pitufo y los de Pitufina?


 Claro está que no son ellos de carne y hueso, son seres humanos que se esconden debajo de un disfraz hecho de sabe Dios qué. Me costó, pero al final pude averiguar el truco cuando Bart Simpson se levantó la parte de la cabeza y dejó al descubierto la cabeza de un pequeño sudamericano (ecuatoriano, boliviano, peruano...) que se estaba apretando un tercio de Cruzcampo que sostenía con una de sus manos ya que la otra la llevaba repleta de globos con formas diversas. Esta gente se dedica a hacerse fotos con quien así lo desee a cambio de una propina. Si no quiere la foto le puede hinchar un globo y hacerle una figurita que simule un chuchillo,  una jirafa o la selección de fútbol de Venezuela. Hay turistas que piensan que esos personajes son de verdad o están puestos por la alcaldesa de turno, y cuál es su sorpresa cuando al hacerse la foto con Bob Esponja y no darle una propina éste se lo recrimina: “no seas malandro, pinche pendejo, dame una moneda”, y claro, cuando Bob te habla en esos términos es fácil sufrir una crisis de identidad ajena. Luego cada personaje tiene su parcela, al igual que en la televisión están en Clan, Disney Channel, Neox, etc. pues en la Puerta del Sol lo mismo, y en Youtube existen vídeos donde Bob Esponja y Hello Kitty se enzarzan en una pelea por motivos territoriales.

Hello Kitty no es todo dulzura

Concretamente, yo el verano pasado fui testigo de una pelea entre Mario Bros, y Mickey Mouse en la que tuvo que separarlos Dora. Mickey le enganchó una galleta a Mario que lo tiró al suelo. Luego la verdad fue bastante cómico ver a Mario tambalearse por la plaza como si se hubiera tomado cinco pacharanes (¿bebería Mario Bros fuera del videojuego?). Pero lo más curioso del caso es que dentro de Dora había un hombre y cuando se levantó la Dora-cabeza para intermediar en la pelea tuve una sensación rara al ver un monstruo bicéfalo, mitad Dora mitad Nicolás Maduro… Las peleas de Mr. Bean con Bart Simpson las dejaré para otro momento.
En mi camino hacia casa, y aún en la Puerta del Sol, también hay que reparar en las no menos importantes estatuas humanas. El vaquero,  el monje, etc.

Cowboy cobrizo


O el motorista

¿Por qué vuela si está metido en el barro?


Todos ellos siempre cubiertos por una capa de pintura metalizada para realzar la condición de estatua. Hasta hace poco pensé el mérito que tenía aquel que estaba disfrazado de oso apoyado en un madroño imitando al escudo de Madrid. Un amigo me dijo que la estatua era real y que dentro no había nadie. Yo le pregunté que si ni siquiera el madroño. “No, tampoco”. Ya me extrañaba que nunca viera a nadie echarle una moneda.

Este hombre lleva cientos de años

Otro clásico también son esas dos personas con túnicas hindúes en donde uno de ellos está sentado en el suelo sujetando el extremo de un palo y el otro extremo introducido en el ano del otro que aparentemente medita sin dolor.

¿Pene o brazo?


Las teorías que se escuchan al pasar cerca de ellos son variadas: “El de abajo tiene el brazo muy largo y le sujeta al otro por el trasero” “Puede ser real. En un viaje que yo hice a la India estas personas existían por las calles” “El de arriba tiene un pene descomunal y el de abajo se lo agarra firmemente” “Yo creo que  tiene el culo como un bebedero de patos y se le ha formado callo y no siente nada”. Pero yo, que soy muy curioso y he investigado por internet, he descubierto la verdad: tiene el pene muy largo.
Continuo hacia mi casa y nos encontramos con un colectivo menor pero muy vistoso. Son esas personas que llevan el chaleco reflectante con la leyenda “COMPRO ORO”.

Parrilla de salida para el Gran Premio del Oro


 En vez de comprar oro a mí lo que me parece es que tienen el coche en una continua avería. Anuncian el negocio a gritos con un: “¡¡Coooooo ooo!!” que yo deduzco que significa Compro oro pero no vocalizan mucho y es difícil. A mí me joden mucho porque siempre hacen el pregón cuando paso por su vera y claro un hombre que te grite al oído “¡¡Cooo ooo!!” ¡Coño, que susto! Pero vamos a ver, de todas maneras, ¿es necesario gritar como si te estuvieran clavando alfileres entre las uñas para anunciar algo que llevas en un chaleco que se te ve desde Sabadell? Únicamente sirve para los ciegos que quieran oro y yo no lo veo (ciego…no lo veo…jeje, chistaco).
Una vez que he logrado esquivar a Dora, Bob, la estatua humana del motorista congelado en el aire lleno de barro y tres compraventas de oro, salgo de la Puerta del Sol o bien por la calle del Carmen o bien por la calle Preciados. Da igual cual coja, ambas son parte de una batalla que he de lidiar que es la de llegar hasta la plaza del Callao. Son calles semejantes y ambas poseen personajes similares. La única diferencia quizá es en la Calle del Carmen la cola de Doña Manolita, que dicho así parece que me refiero a un travesti exhibiendo su miembro viril en plena calle y lo han nombrado patrimonio cultural, pero no… Al hablar de la cola de Doña Manolita me refiero a la cola que se forma a la puerta de la administración de loterías de Doña Manolita, un clásico en las épocas navideñas, donde cientos de miles de personas se amontonan para comprar décimos de lotería de navidad ¡desde agosto!

Te compras un décimo, luego un bacalao y sales corriendo con los zapatos de Diez


La administración contrata gente con los mismos chalecos que los compradores de oro para gestionar a la gente y que no bloqueen las puertas de los comercios colindantes con las colas…mejor dicho con las filas. De hecho a una comerciante el año pasado se le metió una cola en el local, se le cerró el negocio y no entró nadie más. De ahí que tengan que coordinar la cola para que no provoque cierres no deseados. Y en los alrededores de la cola es donde aprovecha el clan gitano para desplegar su espíritu emprendedor. Por un lado se encuentran las vendedoras ambulantes de lotería de navidad que te venden los décimos de lotería de Doña Manolita pero sin hacer cola, a cambio de dos euros más de lo que cuesta el décimo. 
 “¡¡¡Vamo niña que llevo er gordo!!!”, y es entonces cuando yo me hago la pregunta de siempre…si llevas el gordo, ¿por qué coño no te lo quedas?

La Manoli y la Ceci

Y por otro lado se encuentran las hermanas, las primas, hijas y sobrinas de las loteras que se dedican a leerte en la mano la buena fortuna acompañada de una ramita de romero, perejil, acelga o puerro: “Anda niño, cógeme la ramita de romero, que te va a dar suerte, ya lo verás”. Yo ya tengo preparada la contestación: “Gracias, pero soy malísimo con las plantas y seguro que se me muere mañana”, a la vez que hago un escorzo para evitar el contacto del romero conmigo, porque el roce con la ramita lleva implícito un alto riesgo de mal de ojo.

Armadas hasta los dientes


Incluso tengo amigas que cuando las ven venir esprintan con la vista puesta en el suelo como si fueran jugadoras de rugby y tuvieran que hacer un ensayo a la vez que susurran “no, no, no, no” y si son rozadas por la mujer calé con su ramita romeril lanzan un pequeño grito: “¡Ayyyyys!”.
Y cuando ya has pasado la amenaza gitana te encuentras con otro colectivo un tanto inquietante: los voluntarios de las ONG. Cuando tú ya crees que vas a llegar indemne a Callao te aparece un joven (para las chicas) y una joven (para los chicos). Visten la tendencia de la zona que es el chaleco, pero al contrario que los del oro y las colas estos son del color que predomine en el logo de la ONG. Los de UNICEF van de azul, Save the Children de rojo, Intermon Oxfam de verde, Compro Oro a los Children de Intermon son reflectantes.

Formación anti-fugas de los captadores de la ONG

 Las frases más habituales para asaltarte son: “Sólo son 2 minutitos, que chico/a más guapo/a, ¿a qué me vas hacer caso?, ¡Cómo está la prima de riesgo!, ¿tienes hora?”, esta última me la dijeron una vez pero no estoy seguro de que fueran de una ONG. Otras veces no te dicen nada y directamente se te ponen delante de tu camino con los brazos abiertos, que como vengas, como mis amigas, con el impulso huyendo de las gitanas y su romero, te llevas por delante al de la ONG. Yo, dependiendo de cómo tenga el día, les digo un “no, lo siento, tengo prisa he quedado, no  me sigas”  o “ya colaboro con vosotros”, con esto último me siento mal y luego tengo remordimientos de conciencia y tengo que mandar un SMS con el texto AYUDA al Sálvame o algún Telemaratón. Los chicos incluso si no consiguen que la chica en cuestión colabore con su ONG, les pide el teléfono para quedar con ella otro día y en vez de salvar niños los hacen.
En algunas ocasiones entre la cola de Doña Manolita y los ONG se encuentra un perroflauta, pero un perroflauta auténtico, no lo digo por decir no, el chico va con su flauta y el perrito dormido en la manta. La frase en este caso no sufre variaciones: “Una monedita pareja o una monedita joven”, mientras toca el flautín y baila de un lateral a otro de la calle, lo cual te hace muy difícil poder esquivar al de la ONG que le ves que te viene con su carpetilla y su chalequillo, y la escena es como si estuvieras bailando con el perroflauta.
Y por fin llegas a la Plaza del Callao que debe su nombre al Puerto del Callao en Perú, y no a un señor en medio de la plaza amordazado.

Callaito


En la plaza también predominan varios tipos de personas. Discretamente se encuentran los siempre incombustibles Testigos de Jehová con sus stands con preguntas del estilo: “¿Qué pasa con Dios?, ¿Existe Dios?, ¡Ay Dios!, Al diablo se le atribuyen cosas muy buenas y a Dios muy buenas, ¿Adiós?” Estos no te avasallan, están a su bola y esperando a que alguien les pregunte si regalan algo.

Si quieres saber cómo empezó la vida pregunta al de la gorra.


Distribuidos estratégicamente por la plaza, al igual que en la Puerta del Sol, están los lanzadores de pequeñas hélices de color morado con una goma elástica hacia el cielo que vuelven a su origen y que yo nunca he visto a nadie que haya comprado uno…y mucho menos dos. Para lo único que sirven es para que los niños lo miren embobados y les digan a sus padre: “Me cagüen la hostia, padre, ¿qué cojones es eso? ¡Quiero uno!”. Aquí lo tienes en el Ali Express lo venden: el Hot Flying Double Flash.


Está el microondas, el móvil y el Hot Flying Double Flash

Luego está el grupo disperso de gente que ha quedado con sus amigos, pareja, amantes, o con un señor de Murcia en la boca de metro de Callao. Yo mantengo la teoría de que es imposible de que tanta gente haya quedado realmente con alguien, y lo que pienso es que están los que realmente han quedado  y los que deambulan por allí y son contratados por Apple, o para disfrazarse de Bob Esponja, o para comprar oro, o para leer la mano, o para vender lotería… o como yo, para simplemente ver a toda la gente que hacen que Madrid nunca duerma y siempre esté en movimiento.
Después de Callao hasta mi casa lo que hay es gente normal, la Gran Vía y yo.

Miralá, miralá, mirála, la Puerta de...ah no, esto no es







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