Mecina Fondales (Granada), sábado 29 de mayo de 2021
Hoy calco del
día de ayer, y cuando digo calco es porque prácticamente ha sido parecido al de
ayer. Me he vuelto a levantar cuando he oído a una lagartija pasar por la calle
bailando, porque aquí en este pueblo no se oye absolutamente nada. Me daba
miedo darme la vuelta en la cama por si acaso el vecino de dos manzanas más
abajo se quejaba del escándalo que tenía montado en mi habitación. Pero el
silencio acaba cuando bajo a desayunar y ahí está mi amigo Michel. Hoy la culpa
ha sido mía por preguntarle sobre cómo le ha afectado al negocio la pandemia…
Como decía un amigo mío, a estas personas hay que hacerles preguntas de
respuesta cerrada como por ejemplo, ¿qué día es hoy? ¿cuántos años tienes?
¿estás vivo? Porque en el momento que dejes la puerta de la respuesta entre
abierta…por ahí se te cuela todo. Encima me ha salido negacionista. “Esto es un
invento. Cuando yo tenía 18 años, en París hubo epidemia de gripe común y
murieron más personas que ahora.” Son unos sinvergüenzas, Michel. Ellos se
llevan su paguita y los demás somos los que pagamos el pato. “Mi mujer hace un
pato a la orange de chuparse los dedos.” Pues la próxima vez que venga no dudes
que lo probaré. “Pero ven más días y charlamos más tranquilamente.” No lo
dudes, seguramente me venga julio y agosto. He resumido a una cuadragésima parte el
contenido de la conversación del desayuno que ha concluido cuando le he dicho
que había quedado con Sombrerito que me iba a dejar unos discos de Bach.
Lógicamente era mentira, pero el que sí estaba era Rapadito en la escalera de
ayer, con el porro de las 12:30. Le he dado de mano y he seguido camino de
tomar el aperitivo en la Luna Mora. Necesitaba desembotar mi cabeza, y que
mejor sitio que a la sombrita, con una ligera brisa tomando un tercio de
cerveza Victoria. En el rato que he estado apalancado en la terraza solamente han
pasado dos tipos de personas, las que pasaban a dejar comida, la pastelera con
una tarta de limón (de la que luego he dado cuenta) y las que pasaban a
reservar mesa bien para comer o bien para cenar. Así que como yo no estaba en
ninguno de los dos grupos me he ido a un supermercado, he comprado unos
mantecados, unos pistachos y unos mejillones Cuca y los he llevado a la vez que
reservaba mesa para comer. La camarera me ha mirado como una cabra al
acantilado pero no me ha dicho nada. Así que con la sensación del deber
cumplido me he comido dos empanadas argentinas con unas patatas fritas y una
ensalada de kiwi, remolacha, pepino y tomate. Todo ello regado con una
Coca-Cola Zero del 2012. Una vez comido y el estómago repleto me he ido a echar
una siesta típica alpujarreña no sin antes asomarme discretamente por si estaba
Michel…No le he visto. Pero cuando me disponía a subir la escalera he oído su
voz en mi espalda: “Había prepagado un picogteo…” Lo siento Michel, pero he
debido algo que me ha sentado mal y tengo una emergencia majete, subo rápido a mi habitación. Me siento mal,
pero mejor pasar un mal rato de golpe que sufrir unas jornadas sobre el cambio
climático en los próximos 40 años. Una vez levantado de la siesta me he
descolgado por la ventana y he cogido el auto para desplazarme a Pitres. Allí
he llegado y como os dije ayer, he observado el pueblo desde lo alto y le he pedido
a la gente que me hiciera fotos por el pueblo y que me las mandaran al móvil
para demostrar que había estado. Llamadme flojo, pero las agujetas que tengo no
son normales, parece que esta noche he tenido una banda de chinos haciéndome
acupuntura en los gemelos. Gracias a Dios cuando he vuelto a la casa estaba la
hija y los nietos de Michel. “Mira, mis nietos, que guapos son.” Los niños me
han mirado y en su mirada he podido ver como me lanzaban un llamamiento de
auxilio, que a su vez se la he devuelto diciendo: “Lo siento pequeños. Las
movidas que tengáis con vuestro abuelo es cosa vuestra, yo me voy a dormir.” Y
ahora me voy a dormir y pensar cómo lo hago mañana para que no me entretenga
porque yo el lunes tengo cosas que hacer.
P.D. No he
visto a Sombrerito. Estoy preocupado.
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